Luego de las declaraciones del presidente Andrés Manuel López Obrador el día de hoy durante la mañanera, en las que elogió el trabajo político del titular de la Secretaría de Gobernación, quedó de manifiesto que su trabajo y oficio político llegaron a tomar de lleno las riendas de la política interna del país, Adán Augusto López Hernández ha venido a quitar peso sobre la figura presidencial en la resolución de conflictos y sobre todo brindar soluciones y puentes entre las distintas facciones políticas, gobernadores y servidores públicos.
A sólo 102 días de que tomara posesión como Secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández ha dado muestras de su gran capacidad como estratega político. Y aunque muchos personajes de la oposición veían en él un objetivo más para los ataques mediáticos, se toparon con pared luego de ver como con guante blanco dejó en la lona a la senadora Kenia López Rabadán durante su comparecencia con motivo de la glosa del tercer informe de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, el pasado 9 de septiembre.
Ningún panista esperaba tal respuesta y es que al igual que el presidente, Adán Augusto López Hernández “está curtido en terracería”, tiene un gran contexto de la vida política mexicana, principalmente porque ha sido partícipe de los momentos más álgidos de los últimos veinte años.
Otro ejemplo que demuestra su amplia capacidad como interlocutor, son sus reuniones con gobernadores de la oposición como Cabeza de Vaca, Enrique Alfaro y Samuel García. No es casualidad que menguaran el golpeteo político en contra del presidente luego de su reunión con el Secretario de Gobernación. Ha recibido tanto a miembros de MORENA como a los más recalcitrantes miembros de la oposición, como Santiago Creel.
A poco más de 100 días como responsable de la política interna del país, se vislumbra estabilidad y apertura dentro de uno de los puestos clave en el gabinete que brindarán seguridad al presidente López Obrador para seguir cumpliendo su compromiso con los mexicanos y a la sociedad tranquilidad de tener un Secretario de Gobierno a la altura de las circunstancias.
